mi clase para defender sus posturas. Por ejemplo, cuando hablo de los fariseos, aquellos notables opositores a Jesús de los Evangelios, explico su pasión por el estudio de las Escrituras, su celo por la santidad de Dios y su deseo de encontrar maneras prácticas de encarnar los caminos de Dios. Entonces, y solo entonces, paso a describir los puntos de conflicto con las enseñanzas de Jesús. Me gusta imaginarme que, al fondo del aula, hay un rabino judío ortodoxo, un descendiente religioso de los fariseos,
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